Energía a base de ósmosis
Lanzan en Noruega un nuevo experimento ecológico para generar energía a partir de la mezcla de agua dulce y agua salada.
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Una compañía noruega presentó un nuevo experimento para generar energía eléctrica a partir de la mezcla de agua dulce y agua salada, la llamada energía osmótica.
La energía osmótica es una fuente de energía renovable y libre de emisiones contaminantes.
El prototipo de la primera planta de energía osmótica del mundo -creada por la compañía Stalkraft- intenta explorar la energía que se libera cuando se mezclan ambos tipos de agua.
El agua dulce es atraída de forma natural hacia el agua salada para diluirla, y el flujo del agua a través de una membrana semipermeable es suficiente para hacer funcionar una turbina y generar energía, dice la empresa.
Tal como explicó a la BBC el gerente de proyecto de la compañía, Stein-Eric Skilhagen, se espera que en el futuro la planta pueda ofrecer una solución en el combate del cambio climático.
"Por el momento no estamos produciendo mucha energía. Ésta es la primera planta que se construye y lo más importante hasta ahora es que ya hemos probado que sí es posible producir energía explotando la ósmosis", afirma el funcionario.
"Los próximos dos años serán cruciales porque intentaremos avanzar hacia la etapa comercial de la tecnología. Y si logramos solucionar todos los problemas que se presenten quizás para el año 2015 podremos generar energía a gran escala".
La empresa calcula que el potencial global de la energía osmótica es de 1.600-1.700 TWh al año, lo que equivale al consumo total de electricidad de China en el 2002.
Como la ósmosis
Este tipo de energía renovable está basada en el fenómeno natural de la ósmosis y es similar a la forma como las plantas absorben humedad a través de sus hojas y la retienen.
Cuando el agua dulce se encuentra con el agua salada, por ejemplo cuando un río confluye con el mar, se liberan enormes cantidades de energía.
Esa energía puede ser utilizada para la generación de electricidad.
"Funciona como resultado de la llamada presión osmótica", explica a la BBC el profesor Ian Fells, experto en energía de la Real Academia de Ingenieros del Reino Unido.
En la planta de energía osmótica, el agua dulce y el agua salada están colocadas en cámaras separadas divididas por una membrana artificial.
Las moléculas de sal en el agua salada arrastran al agua dulce a través de la membrana, lo que aumenta la presión en la cámara del agua salada.
Esta presión, dice la compañía, equivale a una columna de agua de 120 metros, una cascada importante, que puede ser utilizada en una turbina generadora de electricidad.
Todavía en pequeña escala
Por ahora, sin embargo, la generación masiva de electricidad con energía osmótica es sólo una teoría.
El profesor Ian Fells cree que -igual como ha ocurrido con otras energías renovables- podrían surgir problemas insuperables cuando se intente llevar a cabo el proceso a gran escala.
"Creo que vale la pena probar todos estos tipos de energía, y creo que en este caso quizás sea posible aumentar la producción. Pero al mismo tiempo, me parece que el talón de Aquiles de este proyecto será la membrana que separa el agua dulce de la salada, la cual podría tener sus bemoles ", expresa el investigador.
"Como ya se ha demostrado antes hay muchas cosas que en la 'mesa de dibujo' se ven muy bien y que a menudo son presentadas como extraordinarias por políticos que no entienden que un prototipo y un proyecto a gran escala son dos cosas muy diferentes".
"Además ésta es una tecnología marina y en el pasado los conservacionistas han dificultado mucho el desarrollo de este tipo de tecnologías basadas en el mar, por el riesgo a los animales".
"Y por último, las energías renovables marinas son extremadamente costosas y nadie puede involucrarse en estos proyectos sin recibir enormes subsidios" afirma el profesor Fells.
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Hambre, genocidio silencioso
No estamos en en año 1009 hace mil años, en plena Edad Media, sino en 2009: hambre, hambrunas. Según la FAO, 1.020 millones de hambrientos, un triste récord nunca antes alcanzado.
Las imágenes de los muertos de hambre y desnutridos, no en el sentido figurado, sino en el sentido real, crudo y literal de las palabras. Piel y huesos, ¿son los espectros vivientes de los campos de exterminio nazis? ¿Salen de Auschwitz, de Treblinka?
El parecido es espantoso, pero no, estos seres humanos aguardan en los campos de exterminio de la pobreza extrema y de la miseria de los países empobrecidos.
Como los judíos y los gitanos de la Segunda Guerra Mundial también ellos son víctimas de un genocidio, de un genocidio silencioso, indiferente, no programado, pero no por ello menos cruel.
Recupero un texto sobrecogedor citado por E. Ander-Egg en su libro El holocausto del hambre: "Al principio, el hambre se hace sentir constantemente, ya sea cuando se trabaja, se descansa o se duerme. Incluso en los sueños se hace presente... El vientre parece que grita, luego se hincha. El cabello se vuelve gris. La piel se agrieta. El sujeto siente como si le estuvieran devorando los órganos... Pero llega un momento en que se pierde el hambre; el dolor ya no es agudo, se hace sordo. Un día el hambriento ya no se levanta. Todo su pensamiento se eclipsa en un chisporroteo de centellas dolorosas. Pausas definidas y separadas en el ritmo respiratorio. La cabeza se inclina hacia atrás, la mandíbula queda colgante. Los ojos se apagan; la pesadilla se convierte en frío estupor. Y ese hambriento muere, sin ruido, acurrucado; ni siquiera puede protestar o rebelarse...".
¿Cuánto tiempo más permitiremos que nuestros semejantes padezcan estos sufrimientos? ¿Cuándo acudiremos a su rescate, a su liberación de los campos de exterminio de la pobreza extrema y el hambre? ¿Y cuándo abordaremos de verdad las causas de su penosa situación?
Según parece, para responder a esa última pregunta hace falta mucho más valor moral y coraje de los que cabría suponer. Baste recordar las palabras del obispo brasileño H. Cámara : "Cuando di de comer a los pobres me llamaron santo, cuando pregunté por qué había pobres me llamaron comunista".
Un botón de muestra. En una reciente declaración con motivo del Día Mundial de la Alimentación, varias organizaciones solidarias -Prosalus, Cáritas Española, Ingeniería sin Fronteras y Ayuda en Acción-, citaban los factores causales que, a juicio de la misma FAO, incidían en la crisis alimentaria: "...la baja productividad agrícola, la alta tasa de crecimiento demográfico, los problemas de disponibilidad de aguas y tierra, la mayor frecuencia de inundaciones y sequías, las limitadas inversiones en investigación y desarrollo".
¿Eso es todo, cabe preguntarse? ¿Ni una razón más?
Disconformes con la tibieza del discurso oficial políticamente correcto, las organizaciones solidarias añadían en la Declaración citada: "Pero más allá de los factores que afectan a la agricultura, está ampliamente consensuado que hay muchos otros factores que influyen, y no de una menor manera, en la crisis alimentaria y que no se mencionan como principales en dicho documento (de la FAO): La desigual distribución de recursos, la insuficiencia de sistemas de protección social, la débil protección de lostrabajadores y trabajadoras agrícolas, el predominio de sistemas agrícolas que privilegian las grandes explotaciones intensivas y extensivas, el injusto sistema de comercio internacional, la especulación con productos agrícolas, la desigualdad en el consumo energético, la extensión de monocultivos (fibra, biodiesel, agrocombustibles), la existencia de subsidios y ayudas que favorecen mucho más a los grandes productores que a los pequeños, la corrupción, etc."
Afrontemos de una vez la verdadera dimensión del problema. Dirijamos los esfuerzos a corregir los factores que realmente provocan el flagelo del hambre en un mundo de relativa abundancia. No es un problema de caridad o solidaridad, sino de justicia para la supervivencia.
CEPAL: crisis arrastra a la pobreza a otros nueve millones en América Latina
La crisis internacional, que golpeó con fuerza a la mayoría de los países de América Latina, con una caída del PIB regional de 1,9% en 2009, arrastrará a la pobreza este año a otros nueve millones de latinoamericanos, informó este jueves la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Cité Soleil en Puerto Príncipe, Haití, la mayor favela de Latinoamérica. La crisis internacional, que golpeó con fuerza a la mayoría de los países de América Latina, dejará otros nueve millones de pobres en América Latina en el 2009, informó este jueves la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
La crisis internacional, que golpeó con fuerza a la mayoría de los países de América Latina, con una caída del PIB regional de 1,9% en 2009, arrastrará a la pobreza este año a otros nueve millones de latinoamericanos, informó este jueves la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
En relación a 2008, la pobreza en la región se incrementará un 1,1%, mientras la indigencia lo hará en un 0,8%, para totalizar 189 millones de pobres (34,1% de la población), que incluye unos 76 millones de indigentes (13,7% de la población).
"Estas cifras indican un cambio en la tendencia de reducción de la pobreza que venía registrando la región", destaca la CEPAL en el documento Panorama Social de la Pobreza 2009, presentado este jueves en la sede de la organización dependiente de Naciones Unidas en Santiago.
Tras un período de bonanza que se extendió por seis años, América Latina cerrará 2009 con una caída en su PIB de 1,9%, jalonada por la crisis internacional que impactó sobre los indicadores de pobreza de la región, según la CEPAL.
"Los nueve millones de personas equivalen a casi un cuarto de la población que había superado la pobreza entre 2002 y 2008 (41 millones de personas), gracias al mayor crecimiento económico, la expansión del gasto social, el bono demográfico y las mejoras distributivas", según el estudio.
Pero el impacto de esta crisis sería menor al de años anteriores gracias a la mayor predisposición de los gobiernos para apoyar medidas monetarias y fiscales, y al incremento sostenido del gasto social, aunque obligará a replantear algunos programas sociales.
"Este aumento de la pobreza nos obliga a actuar: debemos replantear los programas de protección social", dijo la mexicana Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de CEPAL, al presentar el informe.
Bárcena recomendó a los gobiernos "aportar a la siguiente generación y no a la siguiente elección" (presidencial), instándolos a realizar políticas sociales de largo plazo.
El aumento proyectado en la pobreza para 2009 retrasará el cumplimiento del primer Objetivo de Desarrollo del Milenio (erradicar la pobreza extrema y el hambre para 2015): de 85% de avance que registraba la región en esta materia en 2008 se caería a 78% en 2009.
La pobreza en la región golpeará con más fuerza a mujeres y niños, mientras se espera que México sea el país más afectado.
De acuerdo a la CEPAL, el indicador de pobreza es 1,7 veces más alto en menores de 15 años que en adultos (mayormente en Argentina, Brasil y Panamá) y 1,15 veces mayor en mujeres que en hombres (especialmente en Panamá, Costa Rica y República Dominicana).
Asimismo, la exposición a la pobreza de las mujeres es más alta que la de los hombres en todos los países de la región y es notoriamente mayor en Panamá (1,37 veces), Costa Rica (1,30), República Dominicana (1,25), Chile (1,24) y Uruguay (1,21.
"Urge aplicar políticas de largo plazo dirigidas a los niños y jóvenes, quienes son los futuros motores productivos de la sociedad, y facilitar la inserción laboral de las mujeres para que no se siga perpetuando el círculo de la pobreza", alentó Bárcena.
En este sentido, la CEPAL recomendó ampliar la matrícula y cobertura escolar de los niños menores de cinco años, extender las jornadas escolares y castigar la discriminación de las mujeres en el mercado laboral, entre otras medidas.
Se espera que México sea uno de los países que experimente incrementos en sus niveles de pobreza, debido a la reducción del PIB y al deterioro de la situación de empleo y salarios.
La pobreza y la indigencia se miden en base a la capacidad de cubrir una canasta básica de bienes y servicios. Los pobres sólo alcanzan a cubrir algunas necesidades de la canasta, mientras a los indigentes sólo les alcanza para satisfacer sus requerimientos nutricionales.
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